Mónica Esparza Patiño
En una
granja vivía mumu una vaquita muy grande con enormes manches negras
a la que
le gustaba cantar bajito mientras la ordeñaban.
Ella era
muy feliz cantando y movía las patitas de arriba a abajo y de
derecha a
izquierda siempre bailando.
Sin
embargo, ningún animal la podía escuchar porque se melodía la entonaba
bajito a
propósito para que nadie la oyera.
Un día
una paloma que hizo su nido cerca de la granja pudo escuchar a mumu
cantar:
- mumu
que divertido es vivir bailando y disfrutar la alegría de jugar cantando.
La paloma
no lo podía creer, era la canción más linda que había oído jamás,
pues
tenía mucho ritmo.
Era tan
bonita que sus pajaritos bailaban dentro de su cascarón al compás
de la
música.
De
inmediato se le acercó y le dijo:
- Mumu,
por qué escondes tu dulce voz.
- Es que
soy un poco tímida, respondió escondiendose.
- Pero
vale la pena vencer la timidez, hazlo y verás que bien te va.
- tu lo
crees.
-Claro
que si, estás privando a todos de escuchar tu linda voz.
-Está
bien así lo haré.
Un día
cuando el gallo Paco cantó como de costumbre su kikiriki temprano, mumu
lo
acompañó en su canto a viva voz.
De todos
lados venían animales admirados por tan linda melodía y
la
felicitaban con aplausos:
- Mumu
cantas muy bien.
-
Deberías despertarnos tu con tu lindo canto, le dijo el cerdo.
Al que no
le dio mucho gusto fue al gallo Paco al que nadie felicitó.
El gallo
cogió sus maletas y se fue lejos de la granja pues pensó
que ya
nadie lo necesitaba allí, ahora tenían a su vaquita cantora.
Mumu se
puso muy triste y corrió en busca de su amigo a quien le dijo:
- Por
favor no te vayas, tu canto es muy valioso para nosotros, nos encanta
oirte
cantar cuando sale el sol.
- Estas
segura.
- Si,
todos queremos que vuelvas.
Paco
regresó a la granja y cantó en compañía de mumu quienes fueron muy
felices
llevando alegría a los corazones de todo los animales del mundo.
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