Un mensaje de paz de una madre a sus hijas
Mónica Esparza Patiño.
Había una vez una señora muy
buena que le encantaba hacer felices a los demás y llevar mensajes de esperanza
a los corazones desesperanzados. Un día la señora les preguntó a sus pequeñas
hijas como sería vivir en un mundo de paz.
Las pequeñas respondieron a la
vez: Si todos somos buenos con los demás viviremos en paz.
La madre les explicó que la paz
se sembraba en el corazón de la gente cuando con un gesto amable se les ayudaba.
Las niñas al crecer empezaron a
recorrer el mundo ayudando a la gente más necesitada, a amigos que sufrían
lejos y cerca de ellas.
Pronto el mensaje de su madre
llegaba a todos lados y cruzaba ríos y mares.
Cuando la mamá fue anciana sus
hijas se preocupaban de ella todo el día y antes de partir al cielo ella les
preguntó:
-
Creen queridas hijas que he sido una buena madre
con ustedes.
Las dos contestaron en coro:
-
Te amamos mamá, has sido una muy buena madre,
muy cariñosa, una gran amiga y sobre todo nos has inculcado desde pequeñas a
vivir en Paz y a ayudar a los demás a que encuentren la verdadera paz, la
espiritual, la que solo Dios te puede dar, cuando uno se preocupa más en ayudar
al prójimo.
La madre cerró los ojos, con su
corazón rebosante de felicidad de saber que sus hijas habían comprendido que la
paz la podemos vivir en la tierra cuando ayudamos a los demás.