El guante
Mónica Esparza
Carmen quería ir a ver el guante del Santo,
porque sabía que él le
concedería el milagro de sanarla. Sin embargo, el
único día que fue a
la iglesia para verlo, estaba cerrada.
Ella quería con
todo su corazón poder estar cerca del guante porque
ese Santo era muy
milagroso y bueno y ya la había ayudado en cierta
ocasión.
Sucedió que el
último día en que el guante iba a estar en la iglesia
salió con su familia a
tomar lonche y de casualidad, terminó en una
cafetería muy cerca de aquella
iglesia donde guardaban el guante como
un gran tesoro.
Sabía que todo pasa
por algo en la vida y que Dios había escuchado sus
plegarias de poder ir a
donde estaba el guante del santo.
Fue con su familia y le agradeció a aquel
maravilloso Santo por
haberla ayudado cuando más lo necesitaba. Entendió que
todo pasa por
algo siempre, que en la vida no existen las casualidades y que
el
Santo desde el cielo intercedía por ella ante el Señor.
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